31 de enero de 2015

Intolerancia

Hay una organización cuyo nombre no viene al caso, que afirma abiertamente “que lucha contra el fascismo, la corriente reaccionaria que sostiene actualmente al imperialismo.” Pero inmediatamente afirma “que se pronuncia por la coexistencia pacífica y por la libre autodeterminación de los pueblos; que se solidariza con la lucha del proletariado mundial.” Según una lógica simple de un ignorante como yo, esto puede significar que 1) Si la autodeterminación de un pueblo X es ser fascista o reaccionario (no es lo mismo), el grupo en cuestión no coexistirá pacíficamente con ese pueblo; 2) Que si en ese pueblo no existe tal cosa como el proletariado, entonces ese grupo no tiene motivos para solidarizarse con ese pueblo; y 3) Que esa coexistencia pacífica sólo tendrá lugar si la autodeterminación está definida por los valores de ese grupo y no por los valores de ese pueblo.

27 de enero de 2015

Grecia

Por un efecto de desinformación que cualquiera puede calificar como irresponsable, no sabía nada de Alexis Tsipras hasta hace un par de días. Sigo sin saber mucho, así que cualquier cosa que diga en adelante pueden descalificarla sin miramiento alguno. De hecho, mi conocimiento se basa, principalmente, en la escueta nota que le dedica Wikipedia. Así que si en este punto la decepción no les permite continuar, pueden ir a la siguiente dirección electrónica http://es.wikipedia.org/wiki/Alexis_Tsipras y enterarse por su propia cuenta de algunas de sus cosas, aunque debo aclarar que esa vasta enciclopedia no incluye mis modestas opiniones. Nada es perfecto. Dice, pues, Wikipedia, que Tsipras es joven porque nació en 1974, pero eso más que juventud significa que ya va por la mitad de su vida. Tampoco es vejez, claro está, pero aún no tiene años suficientes para acceder a eso que algunos llaman sabiduría. La nota abunda en detalles sobre la trayectoria de Tsipras en distintas organizaciones políticas de izquierda. Faltan sus obras, pero esa omisión, en el caso de los políticos, nunca es determinante. Así que se hace la relación de su asistencia a manifestaciones y convenciones, mientras que lo tocante a las cosas que hizo permanece en discreto silencio. Conjeturo que no hace falta decir mucho porque se da por sentado que si el señor Tsipras es de izquierda sólo ha hecho y hace cosas buenas y, de cara al futuro, es afín a la esperanza popular de que hará cosas buenas. Algunos titulares de prensa son escépticos al respecto. Piensan que Tsipras es un populista de izquierda y que al intentar desviarse de la ruta que siguen los alineados llevará a Grecia a una crisis peor de la que ya tiene. Personalmente, considero que los profetas del desastre tienden a exagerar y que tal vez Tsipras se merezca un voto de confianza o, si no se puede, un periodo de gracia a ver si logra dar a sus compatriotas unas condiciones tales que el bienestar general sea una realidad concreta y duradera. Sinceramente, y a favor del bien común, deseo que tenga éxito.

23 de enero de 2015

TNT

Las formas de la injusticia son múltiples y muchas de ellas imprevisibles. Acaso sea esa tendencia a la imprevisión lo que más afecta. Incluso afecta más que la forma que adopta. Digo esto porque la morfología de la injusticia siempre hace daño. No es posible pensar una situación donde la injusticia nos resulte admisible, tolerable, llevadera. Tan pronto como una injusticia tiene lugar nos sentimos afectados negativamente. Digo negativamente sólo por usar un término aproximativo. La injusticia suele exceder toda negatividad o, mejor dicho, es la negatividad elevada a la potencia n. Pero cuando ocurre de repente, sin que nada indique que algo de esa índole ocurrirá, entonces el efecto negativo es intolerable. Es una mezcla de rabia e impotencia contra la cual no se puede luchar. Es injusticia y sorpresa a la vez, casi como decir respecto del animo es la nitración de tolueno.

Muerte

Tuve una amiga cuya sensibilidad le hacía difícil tolerar muchos de los asuntos de nuestro mundo. Murió sin haber alcanzado la mitad de su vida. Ignoro las causas de su muerte. Sólo sé que murió de repente, sin que nadie lo esperara. Mucho lamenté su muerte y aún hoy, mientras escribo esto, me duele. No obstante, a la luz de mi estado de ánimo actual, me pregunto si fue mejor para ella haber dejado de sufrir por cosas que, según yo, no tienen remedio. Sí, hay un montón de cosas por las que vale la pena vivir, pero también hay otras que son insufribles, tanto que dan ganas de quitarse la vida. El problema es que no sabemos si morimos y ya. Es decir, no sabemos si el sufrimiento acaba con la muerte o la muerte es el mismo sufrimiento que teníamos cuando vivos, pero por otros medios.

Callos

No hay callos en mis manos y eso le pesa al mundo.

22 de enero de 2015

Fronteras

Muchas cosas se dicen en la red y, para no perderse en el mar de la abundancia informativa, muchas personas intentan destacar haciéndose las interesantes, las chistosas, las inteligentes, las originales, etc. Hoy vi una publicación insólita que pretende encajar en todas esas categorías. Se trata de un blog, cuyo nombre no citaré aquí, pero se auto-considera feminista. La publicación en cuestión es un ranking de las dieciséis librerías feministas más bellas del mundo (sic). Confieso que la denominación me resulta desconcertante. ¿Cuál es el punto de fundar y sostener una librería feminista? Más aún, ¿cuáles son los criterios para considerarlas mundialmente bellas? No cuestionaré aquí a las feministas bibliófilas ni sus inclinaciones estéticas. Sólo diré que en nada favorece a la humanidad seguir creando parcelas donde unos encajan y otros no. Las librerías, bibliotecas, etc., deberían ser espacios incluyentes; espacios donde caben las feministas y todas aquellas personas que no sean feministas. Libros interesantes donde las mujeres tienen un rol clave, y también libros interesantes donde hombres, conejos, marcianos, moscas, flores, árboles, planetas, etc. también tienen un rol clave. Me gusta más la idea de una librería cósmica, es decir, común, que la idea de una librería super-especializada cuyos libros hablan sólo de una cosa y nada más. Qué fastidio con las fronteras y qué empeño terrible en seguir demarcándolas.    

1 de enero de 2015

Entender

Bueno sería comenzar el año con una nota positiva o, mejor dicho, optimista, en plan En 2015 todos estaremos bien. Pero no puedo. Acabo de leer un texto publicado por La Jornada, firmado por Stella Calloni y que lleva por título “Obama no entiende lo que pasa en nuestra región y con nuestros pueblos.” La frase pertenece a Nicolás Maduro, actual presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Creo, sin temor a equivocarme, que Maduro y Obama se parecen en eso; es decir, esa frase no es una acusación, sino un golpe de espejo. Es más, Maduro ni siquiera entiende lo que pasa en su país, que también es el mío, y la idea de “pueblo” es demasiado compleja para sus mientes. Por eso tiende a simplificarla sobremanera y, cuando la simplificación le resulta insuficiente, inventa una realidad alternativa que, como decían los construccionistas, está hecha de palabras. En esa realidad, dice él, todo está bien o está a punto de estar bien y lo que está mal es producto de los que viven fuera de esa realidad. Sí, para Maduro, hay una realidad interior y una exterioridad que no es afín ni a la realidad de Maduro ni en general a la idea de realidad. Quienes no piensan como él y los suyos son unos ilusos y sólo merecen que se les aplique alguna de estas medidas: vituperación, descalificación, exilio, muerte, y otras que en otro momento listaré pero que pertenecen a la esfera de la intolerancia radical a la diferencia. Según Maduro, en Venezuela existe una guerra económica orquestada por sus enemigos (a quienes nadie ve pero que califica de imperialistas). Esta guerra económica se traduce en una vida miserable para los venezolanos; desgracia concreta que Maduro tampoco reconoce. Lo suyo es hacer realidad el sueño de Chávez, que también era el sueño de Bolívar. No se sabe bien cuál es ese sueño. Lo que sí se sabe es que para que se cumpla es necesario que Maduro y sus secuaces se mantengan en el poder de manera indefinida, que los venezolanos no tengan qué comer, que no puedan salir fácilmente del país y que vivan en unas condiciones de inseguridad extrema y de pugnacidad continua. Eso ¿quién lo entiende?